Eduquemos emocionalmente a los estudiantes.

Los docentes debemos involucrar el factor emocional como parte fundamental del trabajo diario, es preciso que establezcamos cuales son las pautas para desarrollar las clases y las relaciones en el aula y en el centro de estudios a partir del enfoque emocional.

Encontramos en la red estas cuatro indicaciones que nos parecen las pertinentes y sencillas para ejecutar:





1. La necesidad de gestionar las emociones del niƱo

Seguro que mÔs de una vez te has visto en esta situación: niños que demandan las cosas llorando, que disponen de una facilidad enorme para dejar caer las lÔgrimas mientras su nivel de ira asciende si no le ofrecemos aquello que quieren. Rabietas que acaban estallando en golpes y gritos.

Es imprescindible que afrontemos estas situaciones desde bien pequeños. Las rabietas hay que ignorarlas. Les atenderemos solo cuando sus lÔgrimas sean sinceras, evitando reforzar comportamientos inadecuados. Una vez haya comprendido que no vamos a atender a su chantaje o a sus gritos, hablaremos con ellos. Deben aprender dónde estÔn los límites para evitar frustraciones el día de mañana, deben saber también que la rabia, no ofrece resultados. Que solo les atenderemos cuando se dirigen a nosotros con normalidad, sin gritar y sin llorar.

2. Comunicación continúa

Establece con el niño una comunicación abierta y sincera. Evita hablarles en voz alta o gritÔndoles, y hazlo con madurez. Los niños entienden muchas mÔs cosas de las que crees, y muchos padres y madres caen en el error de dirigirse a ellos con cierta ingenuidad, como si no comprendieran muchas cosas. La comunicación y el diÔlogo motivador harÔn que el niño madure, responde a todas sus preguntas, a sus ocurrencias y fantasías. Y mÔs aún, despierta en todo momento la curiosidad en ellos. Hazlos crecer en confianza.




3. Aprender a reconocer emociones en los otros y en ellos mismos

Este aspecto debemos desarrollarlo desde que son pequeƱos. Es esencial que fomentes la empatĆ­a en el niƱo desde muy temprano con preguntas como esta: ¿Cómo crees que estĆ” hoy la abuela, triste o alegre? ¿Cómo piensas que se siente ahora tu hermano despuĆ©s de lo que has hecho? ¿Sabes por quĆ© estĆ” enfadado tu amigo del cole, quĆ© puedes hacer para que se sienta mejor? Debemos, en esencia, despertar su interĆ©s emocional por las otras personas.

Ahora bien, para reconocer la emoción en el otro, primero ha de aprender a reconocer las suyas propias. Hay muchos niƱos que tienden a confundir, por ejemplo, la tristeza con la rabia. Reaccionan ante la pena o el sentimiento de desconsuelo con una patada, con gritos o de un modo inadecuado. Es en estos casos cuando mayor trabajo tenemos con ellos, de ahĆ­ la importancia que establezcan una separación entre la tristeza y la rabia, y los modos en que pueden canalizarla. Nunca obvies pues con ellos un “¿cómo te sientes? ¿Por quĆ© crees que te sientes asĆ­? ¿QuĆ© podrĆ­as hacer para sentirte mejor?

Llegada la adolescencia, si son capaces de hablar en voz alta de sus emociones, argumentarlas y gestionarlas, serƔ mucho mƔs fƔcil para ellos en ese momento evolutivo donde se estƔ asentando su autoconcepto.

4. Fomenta la asertividad y sus habilidades sociales

El niño debe ser capaz de poner en voz alta su opinión, sus necesidades y saber argumentarlas. Todo esto se consigue con un estilo de educación democrÔtica, nunca autoritaria. Esto, como puedes ver, nos vuelve a realzar la necesidad de establecer siempre un diÔlogo abierto y constructivo. Como padres debemos establecer normas y límites, también prohibiciones, pero arguméntalas con ellos para que comprendan la finalidad, para que sean partícipes y se sientan involucrados.

Si sienten que sus palabras siempre van a ser escuchadas, al igual que sus necesidades y pensamientos, confiarÔn mÔs en sí mismos, se sentirÔn seguros, para hacer lo mismo por ejemplo, en el colegio y con sus amistades, evitando así verse dominados o controlados por los demÔs.Debemos fomentar su autonomía para que se sientan capaces y seguros de sí mismos, viendo siempre dónde estÔn los límites. Respetando a los demÔs y reconociendo las emociones propias y ajenas.

Todo ello les ayudarƔ a crecer con optimismo, sintiƩndose queridos para ser tambiƩn felices el dƭa de maƱana. Educar es una tarea difƭcil, pero es una aventura que merece la pena.


Fuente: Wikipedia

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