Cómo puede un docente ser un buen narrador


Definamos narración: Según Core Bryant “El arte de narrar es, sustancialmente, una expresión de la propia personalidad, por lo tanto, sus rasgos externos varían y se perfeccionan de acuerdo con las posibilidades y el temperamento del narrador."

Consideremos que el 70% de la información que recibimos proviene del sentido de la vista, pero no podemos olvidar la relevancia del sentido auditivo.

Un docente que es un buen narrador tiene muchas posibilidades de captar la atención de quienes le escuchan y ser más efectivo. 

Toma en cuenta estimado profesor, cuando apliques la narración en tu aula, los consejos siguientes

a) La presencia del narrador, su postura, es otra vía de expresión desde el momento mismo en que se presenta, ya sea en una contada con niños o con adultos, en un pequeño local o en un escenario, bajo techo o al aire libre. La primera impresión que ofrezcamos de nuestra figura debe ser profesional, entendiéndose por ello la seguridad de nuestros ademanes, el vestuario que llevamos, la naturalidad para relacionarnos y para “improvisar” lo que vamos a decir como introducción. 
b) Ese improvisar entrecomillado resalta la necesidad de prever con rigor qué decir, aunque en el momento de decirlo tengamos la libertad de variar, quitar o añadir, pero sobre ideas bien definidas.
 
c) Un docente que quiere ser un narrador,  sobrio en todo sentido, sin estridencias ni estereotipos, con apariencia natural y sin adoptar actitudes arrogantes, tienen asegurado parte del éxito.

d) Lo gestual viene a acompañar la fuerza comunicacional. El gesto fluye espontáneo, traído por las palabras. Sin rechazar la elocuencia de la improvisación, siempre válida en el arte de narrar oralmente, trataremos de seleccionar e incorporar aquellos gestos que marquen con precisión momentos importantes de la historia. Evitando mover las manos y brazos sin sentido, no debemos confundir el apoyo gestual con un movimiento errático de manos y brazos que se ve mal. 

Elementos imprescindibles de un docente que ademas es un buen narrador:

  • El cuerpo
Aunque el narrador narre de pie o  sentado, su cuerpo siempre debe ser un receptor sensible y un emisor expresivo. No debería por ello descuidar el valor que tiene su presencia y el manejo del espacio. Evitando que cuando esté de pie haya más personas en torno suyo, y si lo hace sentado que pueda tener contacto visual con todo el pleno. 

  • El gesto
Aunque el gesto no tiene un valor esencial, tampoco por ellos debemos descartarlo, sino procurar pensar cuál será su justa medida. Es un dato que acompaña, complementa, colabora, no es esencial pero puede ser muy importante si está bien utilizado, contribuye al logro total de la obra. Recordemos que como en la expresión verbal hay muletillas, hay personas que se mueven de una lado a otro  de manera repetitiva sin significado alguno. 

  • Las manos
Los movimientos que describan lo que se está narrando pueden ser innecesarios. Trate de no ser muy descriptivo, pero si eso le sirve de ayuda, de apoyo, como juego visual o simplemente se siente más seguro haciéndolo, hágalo sin culpas. El movimiento es un imán para los ojos. Si lo realiza en forma desmedida estará boicoteando su trabajo, porque la gente fijará su atención en sus movimientos antes que en sus palabras. Si por el contrario, realiza algunos movimientos en momentos significativos del relato, éstos lo apoyarán y ayudarán a imprimir ritmo y magia.

fuente: Carlos Acevedo


Alba Jiménez
Asesora y coaching educativa

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